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14 Octubre 2022

Laboreo y sequía: cómo debemos manejarnos en un contexto de suelos secos

Laboreo con chisel

Europa viene experimentando durante este año una sequía sin precedentes. Las alarmas llegaron a saltar en el mes de agosto, cuando se registraron los peores niveles desde hace 5 siglos.

Según un informe técnico elaborado por el Observatorio Europeo de la Sequía, de la Comisión Europea, el 47% del territorio continental se encontraba en situación preocupante durante los primeros diez días de ese mes, y el 17% en ‘alerta’.

“Es probable que se produzcan condiciones más cálidas y secas de lo habitual en la región euro mediterránea occidental en los próximos meses hasta noviembre de 2022”, expone el informe. Para la península ibérica se prevén “condiciones más cálidas y secas de lo habitual” este otoño. Este panorama, que tiene su reflejo en otras muchas regiones del mundo, es el que los expertos empiezan a catalogar como “nueva normalidad”.

Esta situación tiene dos causas claras combinadas: la “amplia y persistente falta de precipitaciones” y “una secuencia de olas de calor a partir de mayo”. Como consecuencia de ello, los ríos se están secando y se están agudizando los impactos económicos derivados de la reducción del volumen de agua almacenada, con especial incidencia en algunos sectores como el agrícola.

Mejores prácticas de laboreo en suelos secos

Si no hay agua, no hay agricultura y, en consecuencia, no hay alimentos. Por lo tanto, urge buscar maneras de poder cultivar esas tierras cada vez más secas. 

Desde un punto de vista taxativo, “si se quiere conservar la humedad del suelo, las prácticas a seguir son dos: no laboreo y cobertura”, como nos apunta el profesor Luis Miguel Arregui, de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y Biociencias de la Universidad Pública de Navarra. Siendo más flexibles, y asumiendo la necesidad de seguir produciendo alimentos, es importante “reducir todo lo posible el laboreo y mantener el suelo cubierto”.

La cobertura vegetal, más común en cultivos leñosos, es una de las prácticas agronómicas que sustentan la llamada agricultura de conservación. Mediante ella, la superficie de suelo entre las hileras de los árboles permanece protegida por una cobertura vegetal viva o inerte.

Sobre esta cobertura se realiza un control preciso con el fin de evitar que llegue a competir con la planta por el agua y los nutrientes presentes en el suelo. La cubierta puede estar conformada por vegetación espontánea, especies vegetales sembradas o material vegetal inerte, tal y como explican desde la Asociación Española de Agricultura de Conservación y Suelos Vivos (AEAC.SV).

El laboreo mínimo debe estar ejecutado con herramientas y maquinaria lo más respetuosas posible con el suelo. Bellota Agrisolutions dispone de opciones que dan respuesta a esta necesidad. Un buen ejemplo es el descompactador, máquina que realiza una labranza vertical profunda para evitar la compactación del suelo sin invertir el perfil ni enterrar la vegetación, eliminando terrones para que el agua que caiga se filtre mejor y no permanezca en la superficie. En periodos de sequía, como este, su uso es muy necesario. 

La firma propone también, para trabajos basados en el laboreo mínimo, brazos chísel o brazos en S grandes. Debido al mayor desgaste que sufren las cultivadoras que operan en suelos secos, en el contexto actual se recomienda su gama DURATOP, con aporte de plaquita carburo de tungsteno de alta resistencia para evitar el desgaste prematuro de la pieza, o las cultivadoras de doble nervio

En el caso de los cultivos con cobertura, Bellota Agrisolutions pone a disposición de los agricultores sus discos VT-REX para gradas con un filo súper cortante para penetrar mejor en la cubierta vegetal. Disponen de 20/24 ondas, y su efecto es el de un disco con el doble de muescas más pequeñas que los discos habituales. Tanto la forma de la onda como el filo agresivo hacen que el disco dure más que el disco de muescas tradicional.

Otra práctica agrícola a tener en cuenta en un contexto de sequía, y que también forma parte de la esencia de la agricultura de conservación, es la rotación o diversificación de cultivos. Con ella, las plagas y enfermedades están más controladas que en los monocultivos, y se incorporan cultivos que pueden mejorar la fertilidad natural del suelo y la biodiversidad.